jueves, 18 de febrero de 2010
Hoy toca
martes, 9 de febrero de 2010
Sinclair en NY
domingo, 7 de febrero de 2010
Brodway walk
sábado, 6 de febrero de 2010
NY al desnudo
Nueva York pertenece a esa clase de lugares que te hechizan lentamente sin que te des cuenta. Es como uno de esos amantes misteriosos que va seduciéndote sutilmente y para cuando quieres darte cuenta ya es demasiado tarde, te ha hecho suya. Su arte es el sigilo y tu condena el cautiverio. Parece que la ciudad se desnude lentamente ante ti y cuando crees que va a sacarse la última prenda descubres que aún faltan algunas capas hasta llegar a la guinda del pastel.
El as que se reservaba en la manga para hoy es Inwood, la última tajada de Manhattan situada al noreste de la isla que limita con el Bronx. Un pellizco dominicano que se debate junto a Harlem el nicho por excelencia de la comunidad hispana. Abundan os Ortega, Santiago, del Monte y Rodríguez. Salir de la parada 190 de la línea A es como aterrizar en pleno Santo Domingo. En vez de palmeras te encuentras con farolas, pero la atmósfera que las rodea sigue siendo 100% denominación de origen.
Entre colmado y colmado un puesto de plátanos adorna las aceras. El murmullo del tráfico se ahoga en ritmos latinos. Carteles y pancartas españolas eclipsan la lengua autóctono. Los carritos de compra ruedan al son de la bachata por los supermercados. Dos culturas solapadas en vías de fusión, juntas pero no revueltas. Un “Rey del Furniture”, un “Mundo Shopping” o un “Morena Beauty Saloon” hacen gala del fenómeno Spanglish.
Sí, la cultura yankie tendrá sus menos, pero si en su cuna real se mecen tantas culturas sin tirarse de los pelos, quizá vaya siendo hora de guardar algo de saliva para piropearla también de tanto en tanto.
Hay un Nueva York más allá de la antorcha del Hudson o del montón de cemento que conquistó King Kong, es cuestión de prestarse a la seducción y proponerse desenmascarar al anfitrión. Más que una gran manzana, esta ciudad parece una gran cebolla. Entre capa y capa quizá hasta brote alguna lágrima, pero de emoción!
jueves, 4 de febrero de 2010
Agradecimientos
Parece que no nos cansamos de repetir que los días pasan volando, pero es que realmente, el tiempo se te escurre de las manos y para cuando te das cuenta, “zas!”, ya estás hablando en pasado.
Parece que fue ayer cuando me planté delante del ordenador para comprar los billetes. No acababa de creerme que en cosa de un mes me plantaría en NYC. Pero sin darme cuenta llegó Septiembre y allá estaba, entre rascacielos y delis, tan campante. Sin saber bien cómo fui construyéndome una rutina a base de clases de teatro, cursos de publicidad, entrevistas, auditions y algún que otro currele esporádico. Sí, ha llovido desde entonces y mucho, pero al volver la vista atrás me doy cuenta de que durante toda esta trayectoria he estado muy bien acompañada. Nada de esto hubiese sido posible sin el apoyo de todos aquellos a los que hoy dedico mi media horita de inspiración Blogger.
En primer lugar quiero agradecer a mis padres su apoyo incondicional por no dejar de mostrarse entusiastas ante mi espontánea decisión de fuga. Desde el día 1 me animaron a lanzarme a la aventura, sonrieron al verme sonreír y se alegraron al verme contenta, deseándome una experiencia enriquecedora, confiando en mi iniciativa y ayudándome a dar este paso. Sin ellos no estaría aquí, así que les cedo a ambos el primer puesto en mi ranking de agradecimientos.
A los amigos y familia que dejé atrás, pero que sin embargo me han acompañado día a día con mails y llamadas de apoyo decirles que, a pesar de la distancia, nunca los había sentido tan cercanos. Gracias.
A los nuevos que han ido brotando por el camino desde que llegué aquí, más de lo mismo. Mi enamoramiento de NY se hubiese reducido a un inocente flirteo, si no hubieseis recorrido conmigo de la mano cada uno de los rincones de esta ciudad. Cada una de las anécdotas que decoran mi memoria de estos 6 últimos meses se la debo a vuestra compañía, paciencia, soporte, risas y alegría. Teclearía entre carcajadas cada una de las historietas por las que hemos pasado, pero confío en que también vosotros las guardéis con cariño en vuestro álbum mental y os las reservéis para comentarlas y re-comentarlas en todos los reencuentros que nos depara el futuro. Ari, Sof, Marta, Toni, Marçal, Guillaume, May, Zoë, Álex… thank you all!
A mis visitas, aquellos que invirtieron sus respectivos “breaks” en doce horas de avión y unos días por la gran manzana, sólo para verme. Habéis animado mi estancia y centrifugado mi rutina. Lo he pasado en grande con cada uno de vosotros, he disfrutado de teneos cerca y me ha hecho una ilusión loca poder compartir con vosotros mi pequeña nueva vida neoyorquina. Más que un orgullo ha sido un regalo poder ejercer de anfitriona! Merci a tos, Martu, Jordi, Cris, Byron, Bea, Pepe, Pucho, Guille y Jandro!
Y cómo no, gracias a Uschi, Roberto y Jorge por haberme brindado unas Navidades tan originales, tan mágicas y tan aventureras. ¿Quién dijo que no pudiese plantarse un árbol de Navidad entre llamas y alpacas? Habéis llenado mi disco duro mental a base de anécdotas miles y momentos inolvidables. Buf… mis más sinceras GRACIAS en mayúsculas por hacerme sentir parte de un año tan especial para vosotros. Lo sumo sin duda a mi top ten en viajes y os deseo que sigáis disfrutando de esta fantástica experiencia, aprendiendo y exprimiendo cada país y cada lugar que tenga la suerte de acogeos.
Sí, el tiempo pasa volando. Un día miraré atrás de nuevo y también este momento me quedará lejano. Pero esté donde esté para cuando ocurra, sé que lo recordaré esbozando una sonrisa de satisfacción.
¡Gracias!